diaro de Amaranta V

CARNETS: NARRAR:
1: Diario de Amaranta Ventura: año 2010:
Enero, 2
La mañana es fricción entre el cuerpo y la luz.
Las serpientes se restriegan con las rocas candentes. Así el cuerpo de Amaranta se acurruca o se distiende a medida que su piel se enciende por la luz. Esta se cuela; primero, entre las persianas de la ventana próxima; luego, a través de sus poros (huecos con que el cuerpo da lugar a la fiesta de sus sentidos).
La mañana es el sol buscando la piel.
No hay mañana igual a otra, tal como ninguna caricia es imitable. La caricia es un paso entre la angustia y la sensualidad, aunque después irá de la sensualidad a la angustia otra vez. La mañana es algo que nace y comienza por ser una exhortación a la caricia. Apenas perceptible.
Según como sea la mañana de cada jornada, irán los ritmos del día. Hay mañanas de amor y delirio, mañanas de suicidas, mañanas de asesinos, mañanas de un rencor que asalta el cuerpo.
Ruega a que la mañana no te sea esquiva; o mejor no ruegues. La mañana es por sí misma un ruego: "quiero darme a luz porque si no estaré más cerca de la muerte". Tal es el ruego de cada mañana.
Amaranta siente esa mañana que su ambiente es sugestivo. Luz que deja ver volutas de polvo y restos de esperanzas ciegas (como todas las esperanzas). Olor a café de granos. Aroma de gladiolos. La ropa de cama también tiene un olor recién lavada e inaugurada. La seda sobre la piel. El esmalte de uñas. La esencia de té verde en un lado del cuello. Un olor que tapona y estimula la nariz, el olor de otro cuerpo que se ha palpado cerca.

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