dos vías

Dos vías de narrar.
-el ensayo o la cuenta del yo, algo que se expone a aquel desdoblamiento terrible que es lucidez.
Al describirse y desnudarse quien escribe: se cubre, se infla, se pone firme, intenta hacer pie, trastabilla, le asalta la extrañeza, pasará de la vergüenza a la broma sin vergüenza: se celebra ridículo.
-la secuencia en que algo terrible se revela (incontrolable): la vieja ilusión del actor voluntario cede a las fuerzas que lo asaltan, lo capturan, lo enfrentan; lo reducen; después, lo ciegan; al fin, provocan efectos imprevisibles e irreversibles. Sin embargo, el actor habla, cree dialogar incluso, cree poseer un discurso. Son las fuerzas ciegas las que actúan.
Dos lecciones para la novela:
-el paso de Montaigne a Groucho Marx.
-el coro de Sophoklés acallado en el monólogo de Shakespeare.

La risa de uno mismo.
El vértigo emotivo.

Todo eso nace de la más refinada conmoción: hay algo que quieres y perdiste.

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