21 de marzo.
prospecto: dos historias que se enlazan.
1) Magdalena es una chica de dieciséis años. Vive en la periferia de una gran ciudad.
Es la menor de una familia compuesta también por cinco hermanos (el tradicionalista represor, el técnico funcional (y maquinal), el tartamudo despreciado, el gordo devorador y ansioso, el peluquero (reprimido y desempleado) con ideas marxistas).
Además está la madre culpógena que habla todo lo personal en tercera persona (la señora…) y el padre “que se ha ido”, del cual conservan solo una fotografía grande y ridícula (a la que le ruegan y muestran devoción, como a una animita). En cuanto a Magdalena, muchachita fantasiosa y sensible, a la vez que irónica y bulímica (vomita constantemente), luego de “sentirse fuera de lugar” en un colegio del que siempre hablan de “los poderosos” y “las clases diligentes”, rodeada de periódicos que aluden a las burbujas inaccesibles del show televisivo, va decidiéndose, por un creciente desprecio de su entorno, a tomar el protagonismo de su vida, por lo que se dedicará a seguir sus “corazonadas”. En tal sentido, se decide por ser una “alumna modelo” de día, para luego en las noches ser una irónica puta a la que mueve más el deseo de burlarse de sus “pretendientes” que el dinero.
2) Magdalena asiste con frecuencia a la biblióteca pública de su comuna. Comienza a desarrollar un vínculo con la bibliotecaria. Se entremezclan en él: admiración, ternura, excitación, miedo y rabia. La bibliotecaria le habla, se declara. Le cuenta de un compromiso roto, de cuando fue violada por dos machos, del cuerpo, de su modo de leer, de su lengua, de la carne, del vientre de las hembras, de la pureza, de lo que imagina al oír de dios y del martirio.
Magdalena empieza a maquinar una venganza que será una declaración que reinterpreta los principios.
prospecto: dos historias que se enlazan.
1) Magdalena es una chica de dieciséis años. Vive en la periferia de una gran ciudad.
Es la menor de una familia compuesta también por cinco hermanos (el tradicionalista represor, el técnico funcional (y maquinal), el tartamudo despreciado, el gordo devorador y ansioso, el peluquero (reprimido y desempleado) con ideas marxistas).
Además está la madre culpógena que habla todo lo personal en tercera persona (la señora…) y el padre “que se ha ido”, del cual conservan solo una fotografía grande y ridícula (a la que le ruegan y muestran devoción, como a una animita). En cuanto a Magdalena, muchachita fantasiosa y sensible, a la vez que irónica y bulímica (vomita constantemente), luego de “sentirse fuera de lugar” en un colegio del que siempre hablan de “los poderosos” y “las clases diligentes”, rodeada de periódicos que aluden a las burbujas inaccesibles del show televisivo, va decidiéndose, por un creciente desprecio de su entorno, a tomar el protagonismo de su vida, por lo que se dedicará a seguir sus “corazonadas”. En tal sentido, se decide por ser una “alumna modelo” de día, para luego en las noches ser una irónica puta a la que mueve más el deseo de burlarse de sus “pretendientes” que el dinero.
2) Magdalena asiste con frecuencia a la biblióteca pública de su comuna. Comienza a desarrollar un vínculo con la bibliotecaria. Se entremezclan en él: admiración, ternura, excitación, miedo y rabia. La bibliotecaria le habla, se declara. Le cuenta de un compromiso roto, de cuando fue violada por dos machos, del cuerpo, de su modo de leer, de su lengua, de la carne, del vientre de las hembras, de la pureza, de lo que imagina al oír de dios y del martirio.
Magdalena empieza a maquinar una venganza que será una declaración que reinterpreta los principios.
2 comentarios:
Magdalena lee los versos de Joyce Mansour.
El clavo enterrado en mi mejilla celeste
Los cuernos que crecen detrás de mis orejas
Mis llagas sangrantes que no sanan jamás
Mi sangre vuelta agua que se disuelve que embalsama
Mis niños que estrangulo al oír sus deseos
Todo esto me convierte en vuestro Amo y vuestro Dios.
La bibliotecaria, Eva, lee para Magdalena en el libro de Joyce Mansour:
Olvídame.
Que mis entrañas respiren el aire fresco de tu ausencia
Que mis piernas puedan andar sin buscar tu sombra
Que mi vista se vuelva visión
Que mi vida retome el aliento
Olvídame Dios mío que me recuerde
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