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28 de marzo.
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Estructura Narrativa (2):
Carlos es curador (esteta).
A la hora en que hay ocaso.
"Atardece. Parece cosumirse el sol. Esta es la hora de mi juicio, de mi confesión.
El testigo dará a luz la verdad; entonces todo oscurecerá. Es la hora en que el testigo condenado de antemano dará su testimonio, confesará. Quedará, por fin, expuesto. Esta es la hora de su juicio. Es justo cuando calla. Y nadie ha comparecido para verlo confirmarse y caer".
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Hay nexos entre: Carlos, Pedro, Ignacio, Martina, Luisa, Eva, Magdalena, Jesús (relaciones, relatos).
Hay atmósferas.
La biblioteca. La calle. Las estanterías de los libros, los anaqueles. El parque de la ciudad. Las ventanas. El lodo. Las nubes. Los aromas. El jardín. El bosque. Los roqueríos. La playa. El café. La carnicería (el matadero de animales). El escritorio. La casa a contraluz, en oscuridad, con velas. La cocina. El bar.
El lugar del abandono.
La basura.
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Carlos refiere a: la envidia, el celo, los celos, el narcisismo, el dilema del padre (du père au pire).
Carlos refiere a: Carlos soto; al análisis de yo, al remanente, a lo producido y expuesto en el análisis, a la novela tachada del padre, a lo que el padre calla, a la "homofilía" de Carlos, al padre que cela al hijo -como otro yo, como igual, como prolongación-.
Carlos es el esteta que no fue Carlos. Lo que excede la racionalización: las canciones, el mar, la sal, la neurosis, el miedo de ser padre, el miedo del padre, la muerte del padre, la deuda al padre. Higinio ("papito", borracho, violento, viejo, tartamudo: en un relato fragmentado, lleno de fallas, de deseo desoído), el tío ahorcado, descubierto, desnudo, (simula estar) borracho, porque está tachado por la voz del qué dirán. El tío es "maricón".
El tío, que traiciona al macho y a la machista, el tío afeminado.
El afán de renombre, del reconocimiento del nombre, el nombre que cuelga, que pesa, que grava.
Un ahorcado se repetirá.
¿Se puede ser ahorcado por un nombre? ¿por los lazos de sangre?
En lo inconsciente, hay insistencia de la imagen en blanco.
Carlos gesticula, se mueve, parte, calla, algo a lo que apunta Lacan: el que ha sido atascado en la encrucijada respecto al padre-obligatorio.
Padre o lo peor. O se obedece al padre o lo peor adviene como obligación borrosa, incierta, indescifrable.
Comodidad o soledad.
No se es rebelde sin quedar a solas.
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Pedro refiere a: Lionel (un poco fisícamente, a Maycon: hay algo de él que escapa a las mujeres). No sólo a Lionel. Al niño que fui.
También a Vladimir, y al novio de Lionel.
Sobre todo a Pedro G. Cómo sería Pedro si no escribiera sino un diario íntimo, cerrado ante la luz, porque la luz es para sentir con los poros. Un Pedro sensual, abnegado, admirador, tierno, nostálgico, cristiano. Un historiador de la belleza y el vacío. Ese vínculo.
Lector de Weil. Escribe comentarios. Columnas breves. Lee a Magris. Rilke quizá. Lee a Pavese.
Pedro es cojo. Una ambulancia lo atropelló hace años.
Le gustan los cuentos de niños. Los escribe. Refiere (además) a lo más tierno y piadoso de Carlos. Al deseo de ser mártir.
Al que sana las heridas, al que limpia la carne, al que compone máquinas de escribir. Al que salva discos duros, al que registra, graba, ordena información. Al que gusta de la historia (de pequeñas ocurrecias, concreciones, contextos, gestos, personajes olvidados, microhistorias).
Al que gusta el paso del tiempo.
Al que no se va, al que gustan los ritos, los caminos conocidos, la vida de barrio, los nombres pronunciados, las fórmulas, las oraciones, la paciencia, lo demorosos. Al que se vacía. Al que atiende a un dios que no tiene contenido o definición alguna. Al que se conmueve por la belleza sin decirlo o notarlo.
Pedro es de Talca o de San Javier. Se ha críado con bailarinas de boite. Con su abuela. Con niñas. Él, quien debutó con una niña, bajo la ayuda de las mamitas (putas).
Ella, a la que quiso y agradece. A la que le habló. A ella le decían Lena. También Pedro perdió de pequeñita a una hermana, Magdalena (era una hija bastarda).
Pedro conserva juguetes de Magdalena. Le hace lugar a su recuerdo en su vida. La mantiene a la vista. Como una imagen que le recuerda el último flash back ante la muerte.
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Ignacio refiere a un ejercicio despiadado.
Sintetizar todo lo que es mentira en un discurso que no soy y que me atribuyo.
Ignacio es un nombre que nadie recuerda como propio. El nombre de una máscara.
Ignacio. Treinta años de edad. Treinta otoños. Un viaje pendiente no emprendido aún.
Una colección de actos inconclusos. De promesas. Entra en relaciones por tomar un lugar, una posición, una situación desde la cual ser identificado. Aunque todos sus movimientos no serán sino reacción a la inmovilidad de esa situación que se obstina en señalar como ajena.
Ignacio es Marcelo, Ignacio: lo que piensa entre ellos. Lo que pone el tema de las despedida.
Ignacio quiere hacer un regalo. Queda inconcluso como todo lo que se pretende dar en este relato.
Ignacio. Uncuerpo padeciendo el cáncer de la despedidas.
Ignacio. Crisis, franqueza, soledad, escritura. Sin Publicación. Sin publicidad (opuesto a Carlos).
Entre Luisa (M. L. R.) y Martina (Paula, R., P., Carola, Fran).
Ignacio es la muestra de que en el psiquismo no hay distinción de individualidad. No hay sujetos. Hay procesos. No se ama a distintos objetos. Se ama en un continuo (del cual hablamos, jugando a distinguir). El amor es impuro.
Ignacio es la tragedia sin kátharsis (escribe de los que no sienten miedo ni compasión).
Ignacio, quien escribe. Inconclusamente. Abandona el escrito.
El que intentará vaciarse de su vanidad por el humor. Por la distancia.
Ignacio es niño. Escucha. Esa es su diferencia. Escucha. El niño de la pureza, por minimalismo.
Nada en los bolsillos, nada en las manos, nada de disfraces (después de múltiples disfraces. Ese es el sueño, el desnudo y la fuga). Lo han llenado de expectativas. Se ha llenado d epromesas, de contenidos, de excusas, de información, de discursos, de personajes, de literatura.
(Por literatura (delicadeza), perdí mi vida).
Un día escucha a Luisa. Y le dice a ella de pronto:
-¿Y qué es el amor?-
Recibe un puñado de barro en la cara.
El amor es confirmar la historia relegada del origen del hombre, el comienzo del cuento. Barro, arrojado, cara y suciedad que confirmar.
Un día escucha a Luisa. Una tarde de tormenta. Ella habla por medio de cosas concretas. El origen. A ella intentará volver. Soñara con reencontrarla.
Luisa. La que ya no es Luisa.
¿Qué se ama cuando se ama?
¿El recuerdo, la que perdura, la ilusión, la evocación de ensueños pasados que se transforman al intentar repetirse?

3 comentarios:

Carnets dijo...

Arranques:

-1. Marguerite Duras, El Amante:

"Estoy en un pensionado estatal, en Saigón. Duermo y como ahí, en ese pensionado, pero voy a clase fuera, a la escuela francesa. Mimadre, maestra, desea enseñanza secundaria para su niña. Para ti necesitaremos la enseñanza secundaria. Lo que era suficiente para ella ya no lo es para la pequeña. Enseñanza secundaria y después unas buenas oposiciones de matemáticas. Desde mis primeros años escolares siempre oí esa cantinela. Nunca imaginé que pudiera escapar de las oposiciones de matemáticas, me contentaba relagándolas a la espera. Siempre vi a mi madre planear cada día el futuro de sus hijos y el suyo. Un día ya no fue capaz de planear grandezas para sus hijos y planeó miserias, futuros de mendrugos de pan, pero lo hizo de manera que también tales planes siguieron cumpliendo su función, llenaban el tiempo que tenía por delante".

Carnets dijo...

2.- Marie Daurrieussecq, Nacimiento de los fantasmas.

Nadie sabe dónde está mi marido. Volvió del trabajo, dejo el bolso apoyado contra la pared y me preguntó si había comprado el pan. Debían de ser alrededor de las siete y media.
¿Ha desaparecido porque aquella tarde, con el cansancio del trabajo a cuestas y tras tantos años de soportar mi desidia, se hartó y no pudo aguantar ya más el tener que volver a bajar todos los días desde un quinto piso para ver si quedaba pan en algún sitio? He intentado echar una mano a los investigadores: ¿fue realmente aquel día como otro cualquiera?

Carnets dijo...

3.- Albert Camus, el extranjero:

Hoy, mamá ha muerto. O quizá ayer, no lo sé.
He recibido un telégrama del asilo: "madre fallecida, entierro mañana. Condolencias".
No significa nada. Pudo haber sido ayer.
El asilo de ancianos está en Marengo...

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