20 de marzo.
Pascal Quignard ha escrito: los hombres son los animales enfermos de un olvido insuficiente.
El olvido en mi piel deja huir un recuerdo. Una tarde. Sentado sobre una roca, frente al mar.
Voluntad de devenir rompiente.
Pascal Quignard ha escrito: los hombres son los animales enfermos de un olvido insuficiente.
El olvido en mi piel deja huir un recuerdo. Una tarde. Sentado sobre una roca, frente al mar.
Voluntad de devenir rompiente.
Caricias de la brisa marina. Sentir la sal y la complicidad por las aguas y su ímpetu feroz.
Descubro, a mi pesar: yo vivo el destino de las olas.
También el hambre de un amor impuro me lleva al mar.
Hoy recuerdo las palabras de Marcel Proust.
Al abalanzarse con sus olas, al caer con ellas nuestro espíritu, éste olvida sus propios desfallecimientos y se consuela en una armonía íntima entre su tristeza y la del mar que confunde su destino y el de las cosas.
Hay un destino que inventarse. Vaciarse y contener deseo. Crecer por contacto hasta romperse.
Lo dijo Aurora Luque. "Desear es llevar el destino del mar dentro del cuerpo ".
Descubro, a mi pesar: yo vivo el destino de las olas.
También el hambre de un amor impuro me lleva al mar.
Hoy recuerdo las palabras de Marcel Proust.
Al abalanzarse con sus olas, al caer con ellas nuestro espíritu, éste olvida sus propios desfallecimientos y se consuela en una armonía íntima entre su tristeza y la del mar que confunde su destino y el de las cosas.
Hay un destino que inventarse. Vaciarse y contener deseo. Crecer por contacto hasta romperse.
Lo dijo Aurora Luque. "Desear es llevar el destino del mar dentro del cuerpo ".
2 comentarios:
El poema en que se incluyen los versos citados de la poeta Aurora Luque se titula bellamente CARPE NOCTEM. Se lo puede leer en la página web de Aurora, http://www.auroraluque.com/
Del texto del espléndido Marcel Proust. En francés es:
"Notre coeur en s'élançant avec leurs vagues, en retombant avec elles, oublie ainsi ses propres défaillances, et se console dans une harmonie intime entre sa tristesse et celle de la mer, qui confond sa destinée et celle des choses".
Septembre 1892
Source
Marcel Proust, Les Plaisirs et les Jours (1896)
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