22 de marzo.
En antiguos tiempos, un día, del hombre nació la mujer. Así dijo Eva.
El macho, en su hastío, se inventa un ser semejante, atractivo, suave, dependiente, dócil, encubiertamente frágil, vulnerable. Juega a desposeerlo, a alejarlo, a idealizarlo, a oponerse a todo lo que le recuerda. Elogiándolo, lo debilita. Engañándolo, lo desmiente. Conquistándolo, lo debilita. Lo persigue a fin de penetrar su levedad, para vejarla.
Ese ser sólo existe por él. Para él.
El llamado "tabú" del incesto esconde una farsa.
Aquella prohibición jamás impide la endogamia (algo que confirma la persistencia en la reproducción cerrada de las estirpes llamadas a sí mismas "aristocráticas"). Lo inaccesible no es la madre común, sino que es esa supuesta mujer que nadie ha logrado ostentar como conquista, la que jamás se le ha entregado, la distante, la infranqueable, la "pura".
Al hombre le excita el objeto de los celos. Así al que roba, viola o humilla.
La "Magdala" se ríe. Comienza a desandar la senda hasta el abismo de los sacrificios.
1 comentarios:
Hay que recrear el amor y la biblia.
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