una obra: poética de lucidez

Un conjunto de escritos.
Algo que reune esos escritos. En apariencia una breve novela.
Pero no es algo que se sujete a lo que el heleno Aristotéles ligó a la obra trágica: un relato "con patas y cabeza"; si bien, existen sus hitos: una presentación del contexto, una peripecia que da lugar al problema, una cima del conflicto, un acto desmedido o extravío (cuyo rasgo inexorable traduce un destino), los múltiples efectos de una falta (difícilmente expiable).
Un conjunto de escritos. Un secreto que quema y que se rodea. Un haz de confesiones.
¿Quién narra? Alguien que no es más que el secreto como fuente del relato.
Una vida de mentira que se transparenta por escrito.
Una breve novela, si se quiere llamar así a esos apuntes terribles, pulidamente estremecedores, en que se aprecia una novela en tiempo real.
Por cada página, hay de siete a doce minutos de imágenes, silencios, asociaciones apenas conexas, una tachadura por trauma, los fotogramas del miedo y los del deseo. Cincuenta páginas, diez horas, seiscientos minutos, límites que remarcados estallan.
-¿Qué es necesario decir?-
-Lo que hubo antes que el "yo"; una eternidad antecedente que se cifra en algunos: sucesos (absurdos, síntomas), fantasías que revistieron una vida que nace, amalgamada de expectativas confusas.
-El llamado "tiempo del niño", la permeabilidad absoluta. "El saco en el que se introducen los fantasmas de la infancia". Ese mismo saco, después de la infancia, es el que se intentará vaciar posteriormente durante el resto de la vida.
-El "tiempo en que las manos se extienden": la curiosidad por los otros; el enamoramiento; el intento de volverse un cuerpo; la hinchazón del yo mediante el mito del placer; la mano se extiende para darse a otras manos. El miedo al otro, el sueño, la desaparición. El terror a desaparecer.
-"El término y sus signos". El mito de la individuación, la renegación; la frustración; el castigo a los otros, el "ya no más", el deseo de morir. Lo que hay bajo el deseo de morir. El sueño de la venganza o de la exculpación.
-La asfixia en lo social. Las tentativas y las tentaciones de ser un engranaje. El deseo de poder (influir en otros); la condena al nombre propio; la herida narcisista y el desgaste de nadar contra corriente. Vislumbrar la madurez. La parálisis.
-El envejecer. El sentido de una vida, la inercia y sus modos: fracaso, pasividad, molicie, imitación, puestos, descendencia.
Colofón: Breve enciclopedia de la muerte propia. El resumen de los motivos: amor, risa, violencia, culpa, verdad, egoísmo, vida.

1 comentarios:

Carnets dijo...

Un hombre, quizás aun joven -al menos según algunos-. Aproximadamente veintitrés años.
Las datas apenas recubren su arbitrariedad, su rasgo de marcar un hito, una efeméride.

Un hombre (cuya sexualidad no es la de un macho). Alguien que se exalta, que se adora: un hermano.
Se han encontrado sus apuntes.
Se ha dado muerte.
Se ha arrojado desde un promontorio, al vacío, desde la altura, golpeando a la roca, bañado por la marea.

Hay imágenes. Las imágenes reemplazan cualquier juicio.
50 páginas. Del 1 al 50: marco. Ninguna línea más, el marco es un islote en el mar.
No hay nombre propio, ninguno.
Hay emociones traducidas en imagen.
Hay secreto.
Hay imágenes de lo posible, ensueños.
Hay diálogos breves. Intercambios de palabras, mínimos.

Publicar un comentario